“Las incomodidades de ahora son las comodidades de mañana”

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Por Laura Andrea Salazar Correa

Los Juegos Suramericanos que se celebrarán en Medellín entre el 19 y el 30 de marzo de 2010 no sólo tocan las fibras del deporte, la construcción o el turismo de una ciudad pujante. También tocan una fibra que puede estar sensible en el momento, pero que es consciente de un futuro prometedor: se trata del componente social.

El impacto que este evento ha tenido en la población paisa no siempre trae buenos comentarios, también demuestra la impaciencia de los vendedores ambulantes que han sido desplazados de sus habituales puestos de trabajo mientras terminan las construcciones alrededor del estadio Atanasio Girardot.

Se planea que para febrero de 2010 la placa polideportiva esté terminada en su totalidad, contando con las mejores instalaciones en escenarios deportivos de toda Latinoamérica; igualmente, con adecuaciones comerciales higiénicas, bonitas y atractivas para los visitantes, las cuales beneficiarán a los comerciantes que ahora se encuentran afectados y hacinados.

Mientras se realizan estos cambios en la infraestructura, los comerciantes están asistiendo a capacitaciones que los certificarán en manipulación de alimentos, estrategias para tratar a clientes y presentación personal, con el fin de mejorar su calidad de vida y ofrecer a los asistentes un óptimo servicio.

La zona comercial que ahora se construye alrededor del estadio ofrecerá 300 módulos de locales comerciales con acceso a servicios públicos, agua, electricidad y gas por red.

Luz Marina Quintero, vigilante de carros por más de 20 años en el parqueadero próximo a la piscina olímpica, está preocupada porque siente que pronto se quedará sin empleo. “Día a día nos sacan de a poquitos”, asegura ella al ver cómo está creciendo el proyecto. Dice que le duele tenerse que ir porque ella ha visto crecer a la gente que va a la piscina.

Otro de los casos es José Malagón, quien desde hace 15 años tiene un puesto de dulces y juguetes y desde hace tres meses se ha visto afectado por el proyecto de construcción. Aunque semanalmente hay reuniones con la administración del estadio donde se les da espacio a de participación a los comerciantes para aclarar sus dudas y conocer los avances, no cesa la incertidumbre.

Manuel Gil, entrenador de la piscina olímpica, dice que no hay gratitud porque ahora los comerciantes están reubicados en sitios hacinados e incómodos que aumentan la competitividad entre los mismos vendedores que antes eran compañeros y porque el acceso al Estadio está cerrado por casi todos lados.

“Ellos no ven que esto es para mejorar: es que debemos estar preparados para el evento y las incomodidades de hoy son las comodidades del mañana”, afirma.

Además, son 15 países los invitados los Juegos Suramericanos, incluyendo turistas, delegados, deportistas, visitantes y periodistas, sin dejar a un lado a otros países que vendrán.

Todas estas obras de construcción y de sensibilización han sido por ahora un dolor de cabeza para muchos, pero son índice de cambio, de proyección al futuro y de confianza.

Pero no todo es malo. Ahora el deporte es algo a disposición de todos los ciudadanos, cualquiera puede acceder para hacer actividades de esparcimiento más sanas que incrementan su nivel de bienestar físico y psicológico.

Por ejemplo, el Complejo Acuático cuenta actualmente con actividades guiadas por especialistas para personas con discapacidades físicas y cognitivas de carácter gratuito.

“Se pasó de sólo contar con 60 usuarios en 2008 a tener más de 250 en 2009 con este programa”, afirma Walter Rengifo Carvajal, administrador de las piscinas olímpicas de Medellín.

Gracias a Los Juegos Suramericanos la gente se siente más confiada de pagar sus impuestos porque ven en dónde está siendo invertido su dinero; además, no sólo en las estructuras se puede ver, también en los beneficios, ya que con sólo llenar un formulario al día las personas pueden entrar a cualquier espacio deportivo a ejercitarse.

Otro de los impactos positivos es que ya cada vez más la gente quiere practicar deporte. Esto significa que se están ofreciendo espacios de bienestar a las personas e incrementando los niveles de calidad de vida.

Edwin Arboleda, instructor de natación en la piscina olímpica de Medellín en el programa “Canas al aire”, asegura que cada vez se nota más el progreso de sus alumnos, que son personas de la tercera edad.

“En ellos se ve un incremento en su salud sicológica y física, ellos mismos llaman a sus amigos, a sus familiares, para que se unan al programa”, explica Edwin mientras da clase.

El deporte, que antes era un asunto al que sólo podían acceder los que tuvieran dinero, ahora es algo comunitario que incrementa la responsabilidad de las personas y que, a su vez, creen más en la ciudad.

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