“Colombia, un país de maravillas desastrosas”: Cochise

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Por Tatiana Eusse Vargas

El corazón de Jesús más feo de Colombia está en Miami. Por lo menos eso cree Martín Emilio “Cochise” Rodríguez, al explicar el rumbo que tomó el cuadro que tanto criticó Gonzalo Arango en la entrevista que le hizo hace tantos años en Cochise a vuelo de tequila.

De ese deportista al actual hay mucha diferencia; más allá de los años, el ex campeón mundial de ciclismo dice que sigue siendo el mismo. Ya no es el ídolo de multitudes, sino un bello recuerdo del deporte nacional, que no sólo inmortalizó por sus títulos, sino también por la famosa frase de que “en Colombia la gente se muere más de envidia que de cáncer”, la que más tarde cambió por “Colombia, país de maravillas desastrosas”.

Con una camisa verde claro y un pantalón verde oscuro, gafas oscuras que prefiere no quitarse, un lapicero y hojas en el bolsillo de la camisa, Cochise mantiene durante la entrevista los brazos cruzados y se inclina hacia delante moviendo las manos, en especial cuando habla del pasado. A través de los lentes observa todo a su alrededor. A medida que pasa la entrevista y entra en confianza, su postura es más erguida y en varias ocasiones habla de sí mismo en tercera persona.

Para tener fama hay que saber llevarla y Cochise aprendió a administrarla para no dejarse dominar. Es por esto que la extraña, aunque piensa que ésta ha dominado a muchos deportistas por no saberla llevar, como le pasó a su contemporáneo Kid Pambelé, que cuando cambió de un estrato bajo a uno alto creyó que había cogido el mundo con las manos, derrochó y no supo aprovechar el dinero. Además, se metió con lo más perjudicial para el ser humano: la droga, “su peor error”.

El inicio de Cochise fue muy diferente al de los deportistas de hoy, pues el apoyo que daba la ciudad y el país era más rudimentario. Se trabajaba con escasos recursos y no había muchos estímulos económicos y anímicos. Hoy en día vale la pena ser deportista porque antes la gente lo reconocía pero no pasaba de ahí.

Cochise fue humilde y muy disciplinado tanto en la parte social como deportiva. No es fácil ser una figura, pues la fama se puede conseguir de la noche a la mañana, pero “lo difícil es mantenerse”.

A su juicio, es indiferente ser famoso o no y aún se siente ídolo, pues la gente lo quiere así, aun habiéndose retirado de la parte competitiva, porque continúa siendo admirado por su carisma, don de gente, alegría y entusiasmo.

Al campeón le gusta competir en la parte recreativa, no para ganar sino por participar en la obra social deportiva que apoya a entidades necesitadas, pues con la inscripción está contribuyendo en algo.

Cuando se estaba iniciando en el ciclismo a Cochise le hubiera gustado tener más orientación, un equipo más grande para trabajar, mejor vestimenta, bicicletas, las bebidas energéticas y tantos implementos que utilizan ahora los deportistas para un mejor desempeño en las competencias.

Recuerda que en su época su estado físico y un acompañante fue lo que lo sacó adelante, también la mezcla de Colombiana con Bretaña, que usaban como tonificante. Para los que inician en el ciclismo, Cochise recomienda mucho orden y disciplina, que escuchen al técnico y que aprovechen el velódromo, un gran escenario deportivo.

“Siempre hay buenos y malos”, es la opinión de Cochise sobre los políticos, pero piensa que la política en Colombia ha tenido malos manejos, muchos desfalcos y le parece que los castigos que se dan son benignos para quienes los cometen, ya que pasan poco tiempo encerrados y después salen a disfrutar los dineros obtenidos.

Piensa que muchas veces los políticos solo entran a esa actividad para conseguir dinero y no para colaborar con la comunidad y le parece bien que haya deportistas en el ámbito político siempre y cuando tengan un buen conocimiento sobre la materia.
Además, porque pueden promocionar más las actividades deportivas y crear más estímulos en este país donde “hay muy poquitos deportistas para tanta gente”.

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