Medellín, el equipo de los máximos sufrimientos

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Foto: cortesia http://www.dim.com.co/

Por Darío Andrés Grisales B.

Muchos en Colombia, cuando deciden emigrar a otras ciudades en busca de sus sueños, se topan con una nueva cultura, muy diferente a la propia, en la que encuentran diferencias como el acento al hablar, la comida típica, el modo de vestir y hasta sus equipos de futbol.

En una ciudad como Medellín, donde la gente es carismática y el sentimiento de compañerismo se ve por dondequiera, es común observar amigos reunidos los domingos en la tarde entre charlas, bebidas y comidas con un solo fin: ver a sus ídolos futbolistas.

Nunca había visto tanta euforia y pasión combinadas y representadas en dos colores, rojo y azul, que son los de un equipo que llama la atención de cualquiera.

Con más de una cerveza en la cabeza y un marcador de 2 goles a 0 a favor del equipo de sus amores, la multitud se enloquece de felicidad celebrando el triunfo de una batalla ganada.

Con tan afectuosa celebración se cruzan muchas preguntas: ¿quiénes son de verdad?, ¿hace cuánto surgieron? Ellas llevan a buscar respuestas en un culto hacia un equipo que popularmente se conoce como “el poderoso de la montaña” y que se llama Deportivo Independiente Medellín (DIM).

Con bolso al hombro y unas cuantas llamadas emprendí la aventura de encontrar las respuestas a esas dudas. Llegué a una pequeña tienda ubicada en el sector de Laureles, cerca del estadio, decorada con escudos, banderas, camisas y fotos antiguas. Allí labora don José, un gran hincha del Poderoso. Él, un hombre de edad y apasionado por el futbol, me ofreció toda una clase de historia:

“El Deportivo Independiente Medellín nació el 15 de abril de 1914. Prácticamente su fundador fue don Alberto Uribe, quien acompañado por las mejores personalidades de la sociedad paisa de ese entonces, hicieron realidad ese gran sueño”.

“Los baldíos y pastizales ubicados en lo que hoy es el centro de Medellín sirvieron de primeras canchas para el desarrollo de su fútbol y de la afición, mediante ‘desafíos’ con otros equipos que también apenas estaban empezando”.

El primer torneo que ganó el Medellín fue la Copa Jiménez Jaramillo, un torneo que ya descansa en el olvido de las nuevas generaciones, en 1923”.

“Luego, por ser un equipo tan organizado, el Medellín fue la representación antioqueña en las olimpiadas y campeonatos nacionales y su más clamoroso éxito en esos días fue el título del Campeonato Nacional del 38”.

Mientras estoy atento a una historia como ésta que no se oye todos los días, don José menciona un recuerdo muy valioso de su juventud, un partido que, según él, no se ha vuelto a ver en Colombia:

“En una campaña de tal tamaño hubo varios partidos inolvidables, pero por el gran significado que tuvo, el mejor partido del DIM fue la goleada 6-1 a Millonarios en el Atanasio Girardot el domingo 5 de octubre del 65. Claramente lo recuerdo, es imborrable. Con ese resultado Medellín subió al segundo lugar con 44 puntos contra los 46 de Millonarios, que no obstante ese descalabro fue el campeón”.

Luego de un receso y de haber comido arepa, queso y chocolate (algo muy paisa) don José muestra un viejo cuadro donde posan los jugadores del DIM cuando fue por primera vez a la Copa Libertadores de América:

“En el 66 Santa Fe y Medellín estuvieron enfrentándose cabeza a cabeza duro hasta la fecha final, pero Santa Fe ganó y el Medellín, vencido sólo por tres puntos, clasificó para la Copa Libertadores en la más convincente demostración de nobleza y clase que sus integrantes hubiesen realizado hasta ese momento”.

“Medellín sobresalió en la Copa libertadores por su brillante juego colectivo, pero debe hacerse mención especial de la capacidad goleadora demostrada en las últimas fechas por el delantero Nelson Cabezas, la calidad y jerarquía de Omar Orestes, la clase de ´Cuca´ Aceros, el manejo y la capacidad de quite de Mario Agudelo”.

Giovanni López, un joven volante del Deportivo Independiente Medellín que recibe cordialmente a todo hincha que admire al DIM, me comentó en la tienda de don José su trayectoria como jugador.

Al estar escuchando su historia se notaba una fuerte emoción no como jugador sino como admirador de un equipo que le ha abierto las puertas a un sinfín de alegrías, tristezas, logros y decepciones: una camisa que se vuelve todo un honor portarla.

La tienda de don José se fue copando de personas, avisando así que era tiempo de partir. Al salir del local observé uno de los tantos cuadros que había y que mencionaba lo siguiente: “Al Libertador Simón Bolívar lo llamaron ´El hombre de las dificultades´ y pues para establecer una semejanza, este glorioso Deportivo Independiente Medellín puede ser catalogado como el equipo de los máximos sufrimientos”.

Ante esa frase, Giovanni respondió con gran afán: “Como todo equipo, en medio de las grandes crisis siempre han aparecido hombres que arriesgan su dinero y su tranquilidad con tal de salvar su pasión de las ruinas. Han sido tantos los momentos difíciles, pero tantos, tan valiosos y los esfuerzos de sus superiores por mantenerlo, que sin duda el Medellín se ha convertido en la mejor escuela de dirigentes del fútbol colombiano”.

Por suerte el pasado es pasado, lo malo queda atrás superado por las ganas y la fe de una fanaticada que cuenta la historia de su equipo y no necesariamente necesitado de un directivo o un técnico, una fanaticada que no sabe qué es la deslealtad y por unos dirigentes que le muestran a un país cómo se lucha por lo que se ama.

Porque Medellín es un sentimiento que vive permanentemente a flor de piel.

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